miércoles, 11 de abril de 2012

LA AMBICIÓN DEL DINERO


En el pueblo la esmeralda. vivía un hombre rico y poderoso llamado evaristo gonzalez quien compartía una gran mansión con su hija anastasia, rodeado de lujos y sirvientes no trataba a casi nadie en el pueblo.
soló el sacerdote visitaba la casa en contadas ocasiones y aprovechaba las conversaciones para recordarle el principio bíblico de ayudar al prójimo. cuando anastasia creció y cumplió quince años, evaristo le organizo una gran fiesta, en donde la mayoría de los invitados llegaron de ciudades y pueblos lejanos. por otra parte hay que señalar que los pobres habitantes de la esmeralda, en especial el mocho Jaime el ciego José y el mudo Lorenzo le tenían aprecio y cariño a anastasia ya que esta a diferencia de su tacaño padre, siempre les regalaba ropa y comida. llegado el día de la gran fiesta, las mesas estaban repletas de manjares,de todo tipo y sabores los invitados se divirtieron de lo lindo y ya entrada la madrugada cuando casi todos se habían marchado, evaristo quien había comido y bebido mas de la cuenta, decidió caminar un rato por los alrededores de la casa, en un descuido resbalo y cayó en un hueco cerca de portón principal de la gran mansión. por todos los medios trato de salir, agotado y sin fuerzas comenzó a gritar pidiendo auxilio,en esos momentos una persona que transitaba por el camino se le acerco y le dijo :¡Disculpe señor, quisiera ayudarlo pero no puedo ,mire soy mocho de un brazo!. el hombre se alejo del lugar. transcurridos unos 20 minutos, sintió unos pasos de otra persona y gritando le pidió ayuda, el hombre le contesto: ¡Disculpe señor, quisiera ayudarlo pero no no puedo, soy ciego y uso un bastón para caminar! nuevamente ese otro hombre se alejo del lugar. pasada una hora sintió otros pasos y pidió ayuda, pero aquel hombre paso por su lado sin oírlo. visible mente agotado se resigno a pasar la noche en aquel hueco húmedo y frió pero entonces los reflejos de la luna le permitieron ver la silueta de un anciano que acercándose al borde del hueco lo saludo llamándolo por su nombre:¡Hola evaristo,escuche tus suplicas pidiendo ayuda, vi como se te acercaron un mocho, un ciego, y un sordo , personas del pueblo, a las cuales tu por ser rico y poderoso despreciabas, recuerdas que hay que darle una mano al prójimo, tus ojos no veían que a tu ves como en estos momentos que estas en dificultad todo ese dinero y lujos no te sirven de nada, espero que haya aprendido esta leccion¡.con lagrimas en los ojos ,evaristo se arrepintió de su mal proceder y ante el desconocido anciano juro por su amada hija, que a partir de ese momento seria un hombre nuevo y de nobles sentimientos, aquel anciano le dio la mano para que saliera del hueco y cuando quiso darle las gracias, noto que el anciano había desparecido en la oscuridad.